Ilustración: Una antigua mina, de Ian Marchite.
Brendan Foncueva, Jesús Montes, David Solís.
Cuando España era el máximo exportador de espato-flúor, en la localidad de Fíos había unas minas de gran riqueza en este mineral.
El espato-flúor se utilizaba en la industria como fundente en la aleación de hierro y del acero; de igual forma se usa para hacer vidrio o cerámica y en menor medida para elaborar algún tipo de fármaco.
Las minas tuvieron su apogeo en los años 60 y principios de los 70, y cerraron definitivamente en 1973.
Nos cuenta Javier Abarca, vecino de Fíos:
“De estas minas era de las que más material se sacaba de Asturias. Cuando yo tenía diez años (1967), fue el año que más material se sacó, y conocía a catorce mineros trabajando exclusivamente en sacar material, más los demás puestos como carroceros y gestiones”.
Al principio el material se transportaba en carros de bueyes y se depositaba en una tolva muy grande situada al lado de la carretera. Desde la tolva, se cargaban los camiones que transportaban el mineral hasta el puerto de Ribadesella, donde se embarcaba rumbo a diversos destinos.
Ernesto Ampudia trabajó muchos años sacando el material de la mina en carros. Más tarde el procedimiento se modernizó y se compraron unas pequeñas carrocetas para transportar el material hasta la tolva, consiguiendo una rapidez mucho mayor que con el carro de los bueyes.
También se compró un compresor, “la mejor tecnología de la época”, y se instaló un raíl para vagonetas, con el fin de agilizar la extracción del mineral desde el interior.
En la mina como picadores trabajaba gente de los pueblos cercanos: de Cofiñu trabajaban Luis el de Dionisia y Paco; de Pandiellu, Luis y Alfonso; de Bodes trabajaba Kiko. Del propio pueblo de Fíos, Juan “El Chileno”.
“De críu me contaban los vecinos del barrio de La Llamera, que es el más próximo a la mina, que cuando estaban picando temblaba el suelo mucho; y siempre se pensó que la mina pasaba por debajo de las casas”.