Toni López (La Crónica de Piloña).
En la imagen superior se recoge el mapa de Marte realizado por Giovanni Schiaparelli en torno a 1877, cuyas regiones oscuras se bautizaron como «canales». Tras años de observaciones, el astrónomo Percival Lowell llegó a asegurar que habían sido construidos por seres inteligentes. Serían el español José Comas y Solá y el francés Eugene Antoniadi quienes refutarían esta idea.
«Sueños de Marte que nos recuerdan la importancia del agua en la Tierra«.
Marte es el cuarto planeta de nuestro sistema solar y recibe el nombre del dios romano de la guerra, debido al tono rojizo de su superficie. La idea de encontrar vida en este planeta, ha llenado los sueños de la humanidad durante décadas. Desde que en 1877 Schiaparelli realizase su mapa mostrando lo que le parecieron canales, hasta nuestros días, ha pasado casi un siglo y medio soñando con marcianos. Los famosos canales de Marte llevaron al astrónomo Percival Lowell a afirmar que una civilización extraterrestre los había construido, hecho que sin duda debió de inspirar a H.G. Wells para publicar “La Guerra de los Mundos” y popularizar la idea de vida en el vecino cósmico.
Décadas después de que los astrónomos descartasen la idea de los canales, llegó la idea de convertir a Marte en un planeta con las condiciones de habitabilidad de la Tierra. Este proceso, conocido como terraformación, fue acuñado por Jack Williamson en su obra de 1942 Collision Orbit y ha traído especulaciones sobre su verosimilitud hasta nuestros días. Este sueño aún sigue vivo, como demuestran la palabras de Julieta Fierro (participante en el proyecto Perservance de febrero de 2021): “en 300 años Marte será un planeta habitable”.
Durante el mes de Febrero de 2021 hemos asistido a tres misiones a Marte: dos satélites, uno de China y otro de Emiratos Árabes, y un rover estadounidense llamado Preservance. La misión Preservance tiene como uno de sus principales objetivos, aclarar si alguna vez hubo vida en Marte o si puede haber algún microrganismo actualmente.
Las condiciones de baja presión atmosférica en el Planeta Rojo no permiten que haya agua líquida en su superficie, aunque se cree que podría haberla bajo los casquetes polares e incluso bajo la superficie, en disoluciones salinas. Se cree que en el pasado Marte pudo haber tenido mares y que debido a la pérdida del campo magnético el viento solar habría disipado su atmósfera con el tiempo, secando al planeta y bajando su temperatura.
Cuando se habla de terraformación se pretende producir un campo magnético artificial en todo el planeta, generar un efecto invernadero que suba su temperatura y que, a la vez, aumente la presión como para tener mares en su superficie. Para ello se pretende llevar el agua desde asteroides o lunas Jovianas y conseguir así las condiciones para la vida. Esta tarea titánica no parece estar al alcance de nuestra especie en la actualidad y hace que pensemos que es más fácil mantener un mundo habitable que crear uno nuevo.
Estableciendo un paralelismo entre la falta de agua de Marte y la creciente desertización de diferentes partes de la Tierra, podemos pensar en el futuro incierto que afrontan las personas que dejan de tener acceso al agua. El tema de las guerras por el agua va cobrando mayor interés en medios de comunicación; e incluso una investigación de 2018 publicada en Global Environmental Change hacía público un mapa de los lugares del planeta con mayor probabilidad de conflicto.
Mientras el acceso al agua potable disminuye, cobran vital importancia los métodos de desalación del agua de mar. Estos métodos han sido repasados por Prachi Patel en su artículo “Agua Solar” publicado en Investigación y Ciencia en Febrero de 2021. Patel nos detalla las nuevas líneas de investigación para mejorar la desalación por osmósis inversa. Más de 100 años después de que Frank Shuman presentase su concentrador de energía solar en Egipto, con el que pretendía irrigar el desierto, nos encontramos con la necesidad de seguir su línea de investigación, que fue truncada por la primera guerra mundial.
Si no queremos que ningún aliegnígena en el futuro tenga que terraformar nuestro mundo, deberíamos apostar por las energías limpias y renovables. También es de vital importancia mejorar los métodos de captación de carbono, como el presentado por Luís f. Villalobos y otros en Science Advances usando Grafeno, en febrero del 2021, pero sobre todo es de vital importancia que la sociedad sea consciente del gran reto que se presenta con el cambio climático. La comunidad científica lleva más de un siglo advirtiendo, exijamos a los gobiernos que lo tomen en serio.