El pueblo de Tresmonte de Abajo, Ribadesella, 1915. En ese momento vivían 12 familias, hoy tan sólo una familia irlandesa que llegó en el 2020.
Lucas Rodríguez Llano.
Hoy caminamos para estar en forma, para pasear al perro o para compartir el tiempo con la familia si hace un buen día. Sin embargo, hace años, la gente se desplazaba a muchos sitios caminando, sobre todo si se residía en un pueblo.
José Antonio Llano Tirador nació y se crió en Tresmonte de Abajo, aldea de un pequeño valle del concejo de Ribadesella. Según relata, en su época ya no tocaba andar como antaño, pero de vez en cuando había que echarse a caminar. Algunas historias que nos traslada, de vecinos, familiares y grandes trayectos, se remontan casi dos siglos atrás.
Entre las más antiguas que recuerda, figura la de su bisabuelo, quien en alguna ocasión y partiendo de madrugada, llevaba ganado desde su casa en Tresmonte hasta Torrelavega. En aquellos itinerarios se descansaba poco, y lo que hoy podría llevar varios días, antes se recorría en apenas un par.
Otro episodio muy recordado en el pueblo es más reciente: dos vecinos que tenían a sus dos hijos en la Guerra Civil, prometieron que, si volvían con vida, irían hasta Oviedo caminando para celebrarlo. Y así lo hicieron: con poco más que un burro, y en un solo día, se plantaron en la capital, quedándose a dormir en casa de una pariente de la mujer. Uno puede pensar que la pareja era aún joven, pero tenían nada más y nada menos que 68 -él- y ella 64.
Por último, José Antonio añade que bajaba contadas veces caminando de Tresmonte, y que en la mayoría de ocasiones, era para acudir a fiestas. Bajaba por caminos que solo los autóctonos conocían. Y aunque en cierta ocasión subió a una peña con su padre por dar un paseo y contemplar el paisaje desde la cima, vuelve a recalcar que eso sucedía con poca frecuencia, porque antes la gente trabajaba mucho y casi no había tiempo para nada.