Periódico cedido por una enfermera del Hospital del Oriente de Asturias. Fecha de publicación, Junio de 1997.

Ana Sánchez, Alba Pérez y Deva Benito

¿Alguna vez te has preguntado cómo ha ido evolucionando un hospital a lo largo de los años? Para la publicación de esta semana nos hemos puesto en contacto con Ana Belén Sánchez, enfermera en el Hospital Francisco Grande Covián desde su apertura, en junio del año 1997, y cuya profesión, al igual que la de todo el personal sanitario, ha cobrado gran importancia desde que en 2020 comenzó la pandemia mundial a causa de la Covid-19.

La trayectoria laboral de Ana Belén comenzó en la tienda de sus padres, donde ayudaba en el trabajo a la vez que estudiaba su carrera de enfermería. En cuanto acabó sus estudios empezó a trabajar primeramente en una clínica privada y, tras un tiempo, en el Servicio de Salud del Principado de Asturias (SESPA), en un hospital de Oviedo. Allí unas compañeras le hablaron del proyecto de apertura del hospital del oriente de Asturias, en Arriondas, y a pesar de no saber ni dónde estaba la localidad, Ana Belén envió su currículum. Tras varias pruebas y entrevistas, comenzó a trabajar en el hospital el mismo día en que abría sus puertas.

Susana Hernández y Salomé Álvarez. Fotografía de Ana Belén. 2004 (Dónde se observan las historias clínicas en carpetas)

En aquellos primeros años, las instalaciones no eran muy distintas a las actuales, pero si es cierto que se han ido añadiendo o mejorando servicios, como la creación de la UCA (Unidad de Cuidados Avanzados) o la incorporación de matronas, y otros profesionales que no había durante los primeros años.

Otra notable diferencia es el número de trabajadores, mucho más reducido por aquel entonces, pues durante algún tiempo no había celadores; y los técnicos de rayos y laboratorios trabajaban también como auxiliares en urgencias. No recuerda el número exacto de trabajadores en los primeros años pero sí está claro que eran la mitad de personal que hay actualmente, y que cada trabajador realizaba un total de 1.816 horas anuales frente a las 1.512 actuales. Las condiciones de trabajo mejoran y, cómo exclusividad, en este hospital están implantados los turnos de 12 horas en varios servicios, circunstancia que junto a la disminución de horas permite conciliar mejor la vida laboral y la personal.

La Ciencia y Tecnología médicas han avanzado en gran medida en estos 25 años que lleva el hospital en funcionamiento. La informática también ha sido un factor clave; Ana Belén nos cuenta que, durante los primeros años, tomaban las tensiones a mano e iban apuntándolas en papel en la historia del paciente. Desde hace tiempo, disponen de una torre que lo hace automáticamente, mediante las pulseras con códigos de barras que llevan los pacientes, registrándose las constantes directamente en el ordenador. Desde que usan el programa informático «Selene» está todo digitalizado, incluidas las radiografías y electrocardiogramas… Ello supone una ventaja en orden y organización, y resulta mucho mas fácil encontrar la historia clínica de un paciente. No obstante, también se han visto en situaciones donde el programa informático jugaba en su contra. «Una vez hubo una caída del programa informático a nivel de toda Asturias, y durante unas horas tuvimos que sacar otra vez el papel, lo que creó algún retraso y mucho agobio por nuestra parte», nos cuenta Ana Belén.

Un cambio muy reciente y muy importante, ha sido el de las camas. Hace poco más de un mes, se han sustituido todas las del hospital por camas eléctricas. Puede que parezca poco significativo, pero esto hace posible que haya pacientes que no necesiten ayuda para levantarse y acostarse, además de favorecer la salud laboral de los trabajadores, al no tener -éstos- que doblarse y coger pesos de forma inadecuada. El hospital del Oriente de Asturias ha sido el último de la provincia en incorporar estas camas.

Carmen Suárez, Irina García y Maria José Fernandez. Fotografia cedia por Ana Belén, 1999

Las anécdotas que recuerda guardan relación con lo que ya todos conocemos: las inundaciones del río Sella:

El trabajo en una planta de hospitalización hace que se pase por múltiples situaciones. Pero además este hospital, por los problemas que genera el río, ya ha sufrido tres evacuaciones. La más complicada fue la que tuvo lugar en el 2010. Yo no estaba presente pero mis compañeros bajaron a los pacientes por las escaleras cual paso de Semana Santa. Vueltos al hospital, la planta vacía, impresionaba«.

Otra situación curiosa guarda relación con un tema muy reciente, la Covid-19, que ocasionó la dedicación de una planta exclusivamente a pacientes afectados:

Al principio de la pandemia, no sabíamos ni qué hacer, y ver a los pacientes diciéndote que ellos se encontraban bien y tu a la vez viendo cómo la saturación de oxígeno bajaba y que la cosa iba a peor hacia que se te pusiesen los pelos de punta«.

Fuentes

  • Sánchez Ana Belén, enfermera en el Hospital Francisco Grande Covián