Luisa María Borbolla en su taxi en marzo de 2002. Imagen publicada en «El Comercio». L. M. B.
Experiencias y anécdotas de la primera mujer que ejerció como taxista en el concejo cabraliego.
Marta Herrero, Iker Garmilla, Antonio González.
Luisa Borbolla, nacida en Santander de padres cabraliegos, hoy es cuidadora en el colegio de Arenas y acompañante de transporte escolar. Pero fue hace ya más de 15 años, cuando se convirtió en la primera mujer taxista del concejo de Cabrales.
Cuando Luisa había finalizado sus estudios de técnico especialista administrativo en Santander, donde vivía en aquel entonces, conoció al padre de su hijo, con el que planeó establecer un negocio en Arenas de Cabrales. Antes de eso, Luisa había decidido sacarse el carnet de taxis y ambulancias hasta 3500 kg, viéndolo como una buena forma de ganarse la vida, debido a la multitud de viajes que la gente realizaba a destinos como Picos de Europa o distintos aeropuertos.
En el momento de establecerse definitivamente en Arenas, Luisa no tenía la intención de trabajar como taxista, y desde un principio, montó el negocio que ella y el padre de su hijo habían planeado. Entonces conocieron a Javier Campillo Sadia, quien tenía una plaza de auto taxi heredada de su padre. Como el bar “Ribeles” les estaba dando buenos resultados, cuando Javier, el propietario, que no estaba interesado en trabajar como taxista, les ofreció la posibilidad de comprarle la plaza, ellos accedieron. Para Luisa, que entonces ya disponía del carnet, supuso una buena opción de trabajo y también una posibilidad de desarrollo personal.
Aunque en su momento fue bien recibida por el resto de taxistas, llamaba la atención por ser la primera y única mujer. Luisa notaba cómo todo el mundo estaba a la expectativa, pendiente de sus acciones.
Los horarios de trabajo, al ser autónoma, eran los determinados por ella misma, aunque es cierto que dependía en gran medida de los viajes que tenía cada día y de los destinos a los que tenía que desplazarse. Por lo general, los trayectos estaban concertados con antelación y eso le permitía tener una agenda semanal bastante bien estructurada, por lo que su relación con la vida personal y el tiempo libre no era muy complicada, aún contando con la aparición de viajes repentinos. Luisa siempre consideró de vital importancia reservar un espacio para la familia y los amigos, cosa que su horario le permitía.
Si no contaba con ningún viaje programado, esperaba en la plaza de taxis de Arenas de Cabrales, situada debajo del restaurante “Café Cares».
Coincidiendo con su período laboral, Luisa se quedó embarazada de su hijo Iker. Esto no le puso un problema, ya que pasó un embarazo fácil que le permitió trabajar hasta los últimos 15 días antes de dar a luz (2004), y tras recuperarse del parto continuó trabajando hasta finales del 2005.
Luisa remarca una época en concreto (desde Semana Santa hasta más o menos el puente del Pilar) en la que, contrariamente a lo que se atribuye a Cabrales como zona de escasa población, muchos turistas, especialmente extranjeros, se hospedaban en hoteles de la zona y solicitaban viajes, recogidas a aeropuertos (Santander, Bilbao…) o trayectos desde Arenas a otros puntos del norte de Asturias como Covadonga, Llanes o Ribadesella. La la labor de taxista no se reducía a llevar a las personas mayores de los pueblos al médico, sino que incluía viajes mucho más variados.
Y hablando de desplazamientos, cabe mencionar que, durante su labor de taxista (desde febrero de 2002 hasta finales de 2005), Luisa recorría cerca de 100.000 kilómetros anuales y era muy apreciada por los demás conductores, tanto de Cabrales como de fuera del concejo.
- INFORMADORA: BORBOLLA SÁNCHEZ, Luisa María, 46 años. Cuidadora infantil, vecina de Arenas de Cabrales.