Guillermo, a la derecha, junto a un amigo.
Ewan Sánchez, Julia Díaz, Miguel Menéndez
Este trabajo explica las vivencias de Guillermo cuando estuvo trabajando en la mina para poder llevar dinero a casa ya que en aquella época la situación económica era complicada.
Guillermo es un señor de 75 años, de Puente, una localidad de Cantabria, que cuando era mas joven se fue a vivir al pequeño pueblo de Sotres donde lo contrataron para trabajar en la mina Áliva. La mina se encuentra en suelo de la parroquia de Espinama (Cantabria), aunque se accedía también desde Sotres. Estuvo trabajando en la mina alrededor de unos 10 años.
De acuerdo con su testimonio, trabajar en una mina…
«…era un trabajo muy duro físicamente y mentalmente debido a los limites a los que se puede llegar en el esfuerzo. Teníamos que llevar un buzo y un casco, con el que pasábamos demasiado calor pues, aunque dentro de la mina al principio hacía frío, cuando llevas varias horas dentro empieza a entrarte un calor horrible.
…Lo que solíamos sacar de la mina era Zinc. Teníamos un pico que nos facilitaba la extracción del material, y en la zona en la que yo trabajaba éramos unos 10 hombres. Tenia buena amistad con todos ya que pasábamos muchas horas al día juntos y entonces se creaban unos buenos vínculos. Solían ser jornadas de mas de 8 horas porque la situación económica era bastante mala y teníamos que llevar el pan a casa, para que mi mujer y mis 4 hijos no pasaran hambre.
..,Aunque el día a día fuera muy duro, poder estar con otras nueve personas en una situación similar a la mía me reconfortaba; estábamos todo el día haciendo bromas y riéndonos cuando no nos veía el jefe, y solíamos cantar para hacer el día mas entretenido. Pero eso no quitaba que se tratase de un trabajo durísimo, en el que no se respetaba nada de los convenios laborales. A causa del nivel de esfuerzo físico y de pasar hambre, algún compañero se llegó a desmayar; si te dolía la cabeza no podías quedarte en casa descansando, tenias que ir a trabajar; si estabas triste o te dolía un brazo, tenias que ir igual. Se descansaba un día a la semana y como mucho. Hoy, trabajar en esas condiciones seria impensable… pero aquella era otra época.«