Silvia González haciendo dedo. Montaje fotográfico de Silvia González.
Irati Aranzeta Sacristán, Jimena Arena Barreiro y Silvia González Ramíl.
El autostop, coloquialmente conocido como “hacer o tirar dedo”, es una forma de viajar por carretera solicitando transporte gratuito de vehículos particulares. Se consolidó tras la Segunda Guerra Mundial en Estados Unidos; y desembarcó en Europa debido a la influencia de la cultura estadounidense, aunque a España no llegaría hasta años más tarde, a través de películas y libros.
Hasta hace a penas un par de décadas, hacer dedo era uno de los métodos más comunes a la hora de viajar, como consecuencia de una situación económica en la que buena parte de la población no se podía permitir tener su propio coche. La popularización de esta forma de transporte llevó al desarrollo de un sistema de comunicación entre el autostopista y el conductor; un ejemplo era la señal utilizada por los conductores americanos durante la guerra de Vietnam, golpeando el techo del vehículo para indicar que este se encontraba lleno. Esta peculiar forma de viajar ha dado lugar a miles de historias, algunas un tanto sorprendentes.
Este es el caso de Luis González, que hacia el año 1979 con solo 17 años, se encontraba en Colloto con un grupo de amigos y quería viajar hasta Llanes, por lo que decidieron hacer dedo. Finalmente, un joven que conducía un Seat 1.430 y que se dirigía a Santander se ofreció a llevarlos. Aunque el joven tenía un aspecto sospechoso accedieron a montarse en el coche. A la altura de Ozanes la policía se encontraba haciendo un control de seguridad ya que ese mismo día se había realizado un robo en un banco de la zona. Cuando se acercaba su turno el conductor fue disminuyendo la velocidad del vehículo, pero inesperadamente aceleró, saltando en marcha y haciendo que el coche colisionase. Luis y sus amigos fueron llevados a comisaria, donde las autoridades les explicaron que el coche en el que viajaban había sido robado y `por ello el conductor había evitado el control.
En otras ocasiones esta forma de transporte se empleaba en viajes de largas distancias. Sin embargo, era muy difícil encontrar a una persona que viajara hacia tu destino por lo que habían de realizarse en varios tramos. Por ejemplo, Senén Arena un viernes de 1989 buscaba una forma de viajar desde Astorga, donde se encontraba realizando el servicio militar, hasta Villamayor su lugar de residencia. Al salir del cuartel unas 30 personas, hacían dedo a la salida de Astorga. A él lo recogió un Renault 5 y le llevó hasta la Virgen del Camino. En la Virgen del Camino hizo dedo otra vez, y un camionero lo llevó hasta la autopista del Huerna. En el área de servicio lo recogió otro camionero, que lo bajó hasta Campomanes. Una vez llegado a Campomanes, otro coche lo llevó a Oviedo. (Recuerda ese viaje como uno de los peores y más temerarios de su vida). En Oviedo hace noche en El Rosal y el sábado, por la mañana, baja caminando a La Tenderina, donde un camión de ganado lo llevará hasta Infiesto .Tras un viaje de 2 días, desde Infiesto alcanza su destino final, Villamayor, caminando.
Aunque hace años la practica fuese muy común, dejó de realizarse poco a poco cuando el precio de los coches se redujo, volviéndose más asequibles para la población en general. La gente prefería comprar un vehículo, pues era todo un símbolo de libertad. Hoy día, el autostop ha adoptado otras formas, y aplicaciones como ‘Blablacar‘ permiten a los conductores compartir su vehículo con pasajeros desconocidos que quieren realizar el mismo trayecto. Para ello, los pasajeros y el conductor negocian un precio para el viaje, que será más rentable para el pasajero, que el precio del transporte público. Aun así, el autostop no ha desaparecido por completo: Irati Aranzeta Sacristán, en un viaje a Tenerife en el verano de 2021, llevó en su coche a una pareja que estaba haciendo dedo en un área recreativa cercana al Teide y quería bajar hasta el pueblo más cercano. En algunos casos y, sobre todo, en lugares turísticos es todavía posible encontrar a gente haciendo autostop.