Vista aérea del Archivo Histórico Minero ubicado en El Fondón (Langreo). Fotografía cedida por Miguel Sánchez Gutiérrez.

Marta Herrero, Iker Garmilla, Antonio González. 2021/2022

En 1967 se constituye Hulleras del Norte S.A. (HUNOSA) como sociedad perteneciente al Instituto Nacional de Industria, y hoy continúa como empresa estatal dedicada a la extracción de carbón y a otras actividades energéticas y medioambientales.

Miguel Sánchez, oriundo de Meres, en el concejo de Siero, comenzó a trabajar en Hulleras del Norte como consecuencia de la muerte de su padre en un accidente minero en Valdelospozos, Blimea. Los hijos de los trabajadores fallecidos en la mina tenían preferencia a la hora de entrar a trabajar en la empresa.

Y así, nada más acabar la carrera, Miguel solicitó plaza para trabajar como ayudante minero. Esa fue su labor durante unos dos años, hasta que comenzó a trabajar en una nueva iniciativa de la empresa, el Archivo Histórico Minero.

«La minería ha cambiado mucho a lo largo de los años. Hace 40, el sufrido trabajo en la mina era una labor de pico y martillo en mano, y en la mayoría de los pozos la explotación y extracción del carbón se hacía por testeros, es decir, picando. Hoy, los procedimientos del sector están mecanizados prácticamente en su totalidad».

Miguel Sánchez

Los mineros comenzaban a trabajar con 18 años, pero no hay que olvidar que durante el siglo XIX había muchos niños que ya lo hacían con 7 u 8 años. La Ley del Estatuto Minero establecería la edad mínima en 16 años y posteriormente en 18.

Las principales zonas de explotación de carbón en Asturias se concentraban en la cuenca minera del Caudal, la del Aller y la del Nalón, y en la zona de Tineo y Cangas del Narcea, más al occidente. En ésta se extraía sobretodo antracita, un tipo de mineral con un alto contenido en carbono. Actualmente, solo queda en Asturias un pozo de carbón en explotación, el pozo de San Nicolás, en Mieres, que también es el último en funcionamiento en toda España.

Los accidentes en las minas asturianas eran muy frecuentes. En los años 80, gracias a la introducción de los planes de seguridad, el número de accidentes se redujo de forma significativa, alcanzando unas ratios “aceptables” en el contexto de la Unión Europea, pero los desprendimientos y las explosiones de grisú no desaparecieron. Miguel recuerda el horrible desastre de 1995, en San Nicolás, donde catorce mineros perdieron la vida en la octava planta del pozo, aquel fatídico 31 de agosto.

  • INFORMADOR: SÁNCHEZ GUTIÉRREZ, Miguel, 67 años. Minero jubilado, originario de Meres (Siero).