Jesús Cenitagoya como Jefe de Obra durante la construcción de la presa.
Irati Aranzeta Sacristán, Silvia González Ramil y Jimena Arena Barreiro.
Jesús Cenitagoya Fernández nació en Sarriá (Lugo) en 1918. Fue el jefe de obra de la construcción de la central hidroeléctrica del río Dobra, en el Valle de Angón. Su padre era comunista y por ese motivo tuvo muchos problemas y con frecuencia tenía que trasladarse con su familia de un sitio a otro en busca de trabajo. Al principio de la Guerra Civil vivían en Cornellana (Asturias), y los padres de Jesús enviaron a sus cinco hijos más pequeños a Rusia para evitarles la penuria de la guerra, mientras que los seis hermanos mayores, entre los que se encontraba Jesús, permanecieron en Asturias. A diferencia de su padre, él no se involucró en política, aunque también era de ideología comunista; se casó muy joven con Isabel Fernández González, vivieron en Cornellana y tuvieron allí 4 hijos (Merche, Angelines, Pepe y Suso).
Aunque Jesús no tenía estudios ni títulos, entendía mucho de hacer túneles y poner dinamita porque había trabajado en la construcción de un túnel en la zona de Cornellana. Hacia el año 45, la empresa Navarro lo contrató como Jefe de Obra y lo envió al Valle de Angón, en Amieva, para terminar una central hidroeléctica en el río Dobra, en cuya construcción ya se
habían arruinado dos empresas anteriormente. La central incluía la presa que se llamaría de La Jocica. Por ello, se trasladó allí con su familia. Su mujer y sus hijos vivían en el pueblo de Amieva, y él en Angón, en la obra. Jesús era el Jefe de Obra, y por debajo de él había dos capataces, Cueto y Carlos. La obra la dirigía un Ingeniero de Madrid y un aparejador de Gijón, que iban de vez en cuando por allí. A su cargo había unos 100 obreros.
En la construcción de la obra se encontraron con diversos problemas: la obra se encontraba alejada del pueblo, en una zona de montaña sujeta a las inclemencias del clima. No había carretera que llegase hasta la obra por lo que los materiales debían de ser transportados en carros tirados por mulas. Entre los obreros había personas con un pasado violento; algunos eran expresidiarios, por lo que algunas veces el trato con ellos era complicado y Jesús se veía obligado a llevar una pistola para mantener la situación bajo control. Los trabajadores solían hacer apuestas en su tiempo libre, y en una ocasión uno de ellos llegó a masticar unos cristales y se los tragó.
Los obreros vivían en barracones y pequeñas casas, situadas entre Amieva y la Central, en las zonas llamadas La Mata y El Melandro. Años más tarde, se colocaron otros barracones para obreros en el pueblo de Amieva.
En la zona de El Restaño (al lado de la actual central hidroeléctrica) había varias casas adosadas: una para los dueños de la empresa, otra donde se cocinaba para los obreros, y otra más, conocida como El Economato, donde repartían la comida, el pan y el vino a los obreros. La comida era gratis, pues iba incluida en el sueldo, pero si querían algo extra, como alguna lata de conserva, tenían que pagarlo.
Los sábados, un camión de la empresa llevaba a los obreros a Cangas, a disfrutar de su tiempo de descanso, aunque Jesús pasaba los días libres con su familia en Amieva.
En la primera fase de la obra se construyó un depósito de forma cilíndrica -una torre de considerable altura- para almacenar el cemento. Era un silo de cemento. Cuando terminó la primera fase de la obra y el silo se dejó de utilizar, pues quedaba lejos de zona de la presa, a Jesús se le ocurrió que podía convertir el silo en una casita para sus fines de semana. Así que le pidió a la empresa que le cediera el terreno donde estaba el silo.
Cuando se terminó el trabajo en Angón, Jesús se trasladó con su familia a Vadillos, en la provincia de Cuenca, para trabajar en una fábrica de carburo de silicio, de la empresa Navarro. Aún así, siguieron pasando los veranos entre Cangas de Onís y El Silo de Angón.
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Fuentes
- Testimonio oral de Merche Cenitagoya (hija de Jesús Cenitagoya )
- Imágenes propiedad de la familia Cenitagoya, tomadas por Jesús Cenitagoya