Parte delantera de la cruz de la Victoria, Cangas de Onís, 1999.

Sofía García y Lucía Trespando.

La Cruz de la Victoria no llegó a Cangas de Onís hasta julio del año 1939, para conmemorar el regreso de la Virgen de Covadonga, que había pasado una larga temporada en la embajada española de París durante la Guerra Civil para así evitar daños mayores.

En un principio la presencia de la cruz en el Puente Romano iba a ser algo temporal, pero rápidamente se convirtió en un emblema de la ciudad; y se decidió dejarla ahí, de manera permanente, hasta el año 1999, cuando la cruz se cayó al río Sella sufriendo graves desperfectos. A raíz de ello, se decidió hacer una réplica para sustituirla.

El trabajo fue realizado por Sergio y José Trespando, encargardos de la estructura de madera; Carmen González y Talleres Enol, de la pintura; Juan Grech (Juanín el del inglés), de la ornamentación; y la Cooperativa Cimer, actualmente cerrada, del soporte metálico.


Inscripción en la parte trasera de la cruz, Cangas de Onís,1999.

Una vez terminada, la cruz se donó al ayuntamiento de Cangas de Onís, que decidió añadirle las letras «alpha» y «omega», que colgaban de la cruz original. Al hacerlo omitieron el detalle de que históricamente la Cruz de la Victoria y todas sus representaciones siempre aparecen con una «alpha» mayúscula y una omega «minúscula», como de hecho está determinado en la Ley de la bandera del Principado de Asturias.

Una vez instalada la réplica en el Puente Romano, los más meticulosos percibieron el detalle: la «omega» estaba en minúscula. Y así estuvo, durante más de 20 años, hasta el pasado 29 de agosto del 2021, cuando quizá por un acto vandálico o simplemente por el paso del tiempo, la cruz amaneció pendiendo de una de las dos cuerdas que la sujetaban. En ese momento, el Ayuntamiento de Cangas de Onís aprovechó la necesidad de manipular la cruz para devolverla a su estado original, reemplazaron la «omega» mayúscula por una en minúscula.

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Fuente: TRESPANDO HORREO, J.R. Cangas de Onís, 2022.