Santiago De la Vega Sánchez. Cedida por Manuel Prats. 2019. Majada de Fana.

Ignacio Villar y Javi Escandón.

Santi es el pequeño de seis hermanos. Con 12 años, como cualquier hermano pequeño, empezó a hacer fotos con una cámara heredada. Pero hasta que no fue guía de montaña y comenzó a llevarla consigo para fotografiar los paisajes con los que se encontraba, no supo de verdad que la fotografía era su pasión. Más adelante, comenzó a trabajar con José Allende Marcos (su mejor amigo, compañero de trabajo actual y fotógrafo de aventuras internacional con varios premios en su haber) quien contribuyó a un incremento en su interés por la fotografía. 

Se fue al extranjero, residiendo en diferentes países, y después de diez años decidió volver a su pueblo natal, Cangas de Onís, para disfrutar de la familia. Al regresar a Asturias se planteó la pregunta crucial: ¿en qué puedo trabajar aquí? Él se había formado como técnico ambiental y después tituló como guía de montaña; ninguna de las dos cosas tenía que ver con el mundo de la fotografía, pero como siempre le había gustado ese mundillo, decidió dedicarse a ello.

Empezó subiendo fotos a plataformas digitales y sus primeros trabajos, ya como profesional, estaban relacionados con reportajes sobre el medio ambiente. Más adelante recibió encargos de establecimientos de Cangas, que necesitaban imágenes del local para renovar su web. 

“Para empezar como profesional en este mundo, se necesita principalmente un empujón de confianza”

Santiago De la Vega Sanchez.

Nunca estudió nada relacionado con la fotografía ni hizo ningún curso: es totalmente autodidacta. Desde hace dos años y medio aproximadamente, hasta hoy, nunca dejó de trabajar como profesional, con reportajes de boda o de carreras deportivas, por ejemplo, si bien los ámbitos en los que se mueve con más satisfacción son la naturaleza, la aventura y los viajes.

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Fuentes: De la Vega Sánchez, Santiago: comunicación personal.