Rio Gueña. A la izquierda mujeres lavando ropa, a la derecha personas cruzando el puente.

AM. El Llerau es un barrio de Cangas de Onís, que refleja cómo ha cambiado la vida y cómo se han desarrollado los barrios y pueblos españoles en medios no tan urbanos. Cuando se construyó el conjunto inicial de viviendas públicas, muy pocos querían ir a vivir allí, pues se encontraba al otro lado del Rio Gueña y solo existía un puente de piedras precario.

Sin embargo, con el paso del tiempo, el barrio se fue llenando de parejas jóvenes con sus hijos. Los niños jugaban en las calles con lo que se tenía al alcance, lo que ahora se denominan «juegos tradicionales» como, por ejemplo, cazar grillos o saltamontes, jugar al «cascayu», recoger los erizos de las castañas en otoño, bajar rampas subidos en chapas de metal, tirar de la cuerda o, en verano, ir al rio a bañarse…

Antes, el barrio se encontraba algo aislado, con ese único puente como acceso. El aspecto del rio no era en nada parecido al de hoy: no existía el «canal» que conocemos y, hasta la década de los 80, las orillas del Rio Gueña eran accesibles sin problema; únicamente existía un pequeño muro de un metro y medio, al que los jóvenes este subían y donde pasaban horas charlando.

Pero tras las inundaciones del 83, que devastaron la zona de El Llerau, se decidió canalizar el rio. Con la obra también se construyó el nuevo puente, que facilitó la comunicación de El Llerau con otras zonas de Cangas e impulsó su desarrollo.

Personas cruzando el Rio Gueña por un puente de piedras

Antes de las «lavadoras», eran las mujeres las que lavaban la ropa a la orilla del rio, frotándola bien y aclarándola una y otra vez para que se fuese la suciedad. Como las televisiones tampoco eran abundantes, en El Llerau, si una vecina poseía un televisor, dejaba entrar a su casa a los más pequeños, para que pudieran ver los dibujos animados. Ello, en parte, era gracias a la seguridad y confianza entre los vecinos de aquella época, cuando era normal dejar la puerta de casa abierta durante el día, sin ninguna preocupación.

Actualmente, el barrio, como muchos en España y sobretodo en las zonas rurales, ha envejecido; ya no tiene la vitalidad de antes, cuando las calles estaban repletas de niños jugando.

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QUESADA, Charo. Vecina de El Llerau, Cangas de Onis. Comunicación personal (2023)