Pueblo de Llerices, Covadonga.
Maximino González.
En un pueblo situado a dos kilómetros de Covadonga, denominado Llerices, existe un llagar cuyo dueño es Maximino González del Corro, mi abuelo. Con 74 años, él y dos amigos de toda la vida, Antón y Felix, suben todos o casi todos los días a realizar alguna de las operaciones relacionadas con la elaboración de la sidra.
La actividad comenzó en aquellas tierras mucho antes de que Maximino naciera. Su abuelo empezó de muy joven y tanto su padre como él continuaron la tradición hasta la actualidad.
Para la elaboración de la sidra primero tuvieron que ir a lo que se dice “apañar les manzanes a la pumarada que se sitúa ahí, al lau del llagar, a unos pocos metros». Después de recoger todas las manzanas -las que valían- se llevan al llagar para triturarlas. Una vez trituradas se prensan para sacar todo el zumo de la manzana (mosto), que se deja en fermentación durante un periodo de entre 15 y 35 días.
Ese tipo de fermentación es la que se conoce como «tumultosa». La fermentación alcohólica empieza cuando acaba la tumultosa y dura entre 3 y 5 meses.
Mi abuelo Maximino me detalla que la sidra, a continuación, se embotella y que el conjunto de tareas necesarias para todo el proceso puede llevar en torno a dos meses, pero que compensa, pues se sacan muchos litros de sidra y de muy buena calidad.