Loqueros y más. Imagen: Javi Rojo
Saúl Díaz y Javi Rojo
¿La evolución del lloqueru ha ido a mejor? ¿O a peor?
Desde hace unos años, viene habiendo gente que quiere acabar con el »ruido» de los lloqueros que llevan en el cuello los animales. Por un lado apelan a la molestia para las reses en su porte, y por otro al incordio para el oído humano. Cuentan que la evolución digital haya de ser quien supla el sonido tan característico de los montes, pero todo tiene sus pros y sus contras.
En la niebla, la noche, o la inmensidad, por el tono del lloqueru un pastor de Picos de antaño podía saber de qué animal se trataba, pues el de cada uno sonaba diferente. Por la cadencia de su tintineo, se podía saber si el animal estaba comiendo o desplazándose. La afinación del metal era un arte, pero ya son pocos los que se dedican a ese oficio ancestral, más allá de que las innovaciones y el GPS estén volviendo obsoletos los lloqueros tradicionales.
En estos últimos años ha venido introduciéndose el GPS en la ganadería extensiva, a través de dispositivos que permiten tener localizado al ganado. La verdad es que ayuda mucho al ganadero en el seguimiento de los animales, monitoreando desde el móvil o la tablet su ubicación y movimiento en tiempo real. Los datos que se obtienen del GPS sirven, entre otras cosas, para optimizar la gestión del pastoreo, mejorar la salud y bienestar de los animales y prevenir el extravío. Sin embargo, no todas las cabezas de ganado llevan el localizador, pues se trata de una tecnología útil pero, a la vez, bastante cara.
El ganadero, que conoce muy bien a sus animales, sabe que el ganado tiende a moverse en grupo, y que siempre hay una res que lidera y dirige el rebaño (normalmente suelen ser las más viejas, las más avispadas o las más bravas), y son ellas las que llevan el GPS, aunque en ciertas ocasiones se le coloca el collar a la que tiende a separarse del grupo.
Fuentes: Amador Rojo, Puertos del Través, Cabrales.