Adriana Santana.
Al escanciar la sidra se busca recrear el impacto de la salida del tonel. El propósito es agitar y oxigenar la sidra, permitiendo que el dióxido de carbono natural se active, y se libere el aroma originario. Desde hace siglos, el escanciado de sidra es un ritual que forma parte integral de la cultura y la identidad asturiana.
El escanciador también conocido como «chanqueru», es una figura venerada en la cultura asturiana. El papel suele recaer en la persona más experta en el arte del escanciado en una reunión, en un evento o simplemente en una comida. La destreza y habilidad del escanciador no solo garantiza el buen servicio de la sidra sino que también añade un elemento de espectáculo y entretenimiento a los participantes.
El arte de escanciar ha resistido el paso del tiempo y sigue siendo una parte fundamental de los modos locales de beber sidra en la región, pues, como se dijo, va mucho más allá de una técnica en el servicio de la bebida: el ritual está cargado de significado social, y persiste con cierta salud en un mundo cada vez más afectado por la prisa y sometido a la tecnología.
Esta antigua tradición nos hace recordar la importancia de conectar con nuestras raíces y celebrar las cosas sencillas que trae la vida.