Maria Teresa Díaz Huerdo y Asunción Coro González (h. 1970). Álbum Familiar.
Javier Rojo y Saúl Díaz.
Hasta hace poco, en contraste con las ciudades, las mujeres de las zonas rurales no se dedicaban únicamente al cuidado del hogar y a la crianza de los hijos, pues tparticipaban en todas las tareas ganaderas.
Las mujeres se levantaban en el verano a las 6 de la mañana para subir al puertu baju a mecer las vacas antes de que calentara el sol y que las reses se movieran. Tras regresar a casa, tenían que hacer las labores domésticas y atender a los hijos, además de preparar el almuerzo al segador y llevar la comida del mediodía, que se cocía en los invernales entre dos piedras.
Durante la siega, las mujeres se unían al segador en su labor: les tocaba “administrar” la hierba, una tarea muy tediosa, pues entonces todo el trabajo se realizaba a mano. También había que recoger lo segado y «hacer cargas», para que posteriormente el hombre las llevase al pajar.
La jornada de trabajo con la herba terminaba cuando ya prácticamente no se veía, pero para la mujer en realidad aún no había acabado: cuando llegaban a casa todavía había más trabajo como lavar la ropa a mano o hacer la cena.
Finalmente, se iban para la cama ya bastante tarde, y al día siguiente tocaba volver a madrugar.
Fuentes: Ana Rosa Fernández