La banda de música de Cangas de Onís en el Merendero de Atanasio Martínez, 1915. Imagen: Fran Beran [3].

Olaya del Cueto Gutiérrez, Elisa Martínez García y Laura Núñez de Con

Cierto es que, con grandes altibajos, en Cangas de Onís existió una gran afición musical que encontró su modo de expresión en agrupaciones tales como el Orfeón Cangués, la Banda de Música o La Rondalla. Estos grupos demostraban sus conocimientos en muy diversos ámbitos, desde el Teatro Zaragoza [2] en el que se recurría a los aficionados De la Villa, o al orfeón «para completar las funciones, hasta serenatas, con motivo de la onomástica de algún vecino.» [1]

El Orfeón se fundó aproximadamente en la década 1880, pero el fallecimiento de su director y fundador, José Ramon Cueto, provocó que se acabase su breve trayectoria. La banda de música de Cangas de Onís se fundó en el año 1900 y una idea aproximada de su importancia nos la da una noticia de 1903: «la mitad de los miembros de la banda tocaron en los festejos de Nuestra Señora de la Asunción de Viedes (Infiesto) y componían esta mitad dos cornetines, dos trombones, dos clarinetes, un fiscorno, un contrabajo, un bombardino, un bombo y platillos.» [1]

Las formaciones se mantenían sin subvención ni ayuda de ningún tipo, afrontando graves dificultades económicas. En 1905, los problemas económicos casi provocan su desaparición, aunque la cesión de un local por parte del ayuntamiento cangués les permitió superarlas al abrir una escuela de solfeo y música. [1]

Otra formación interesante fue La Rondalla, fundada en 1909 con gran pasión y muchas ganas, aunque tuvieran menor «calidad artística» [1]. Un año después, Rodrigo del Cueto y Enrique Laria se hicieron cargo de la presidencia y dirección del grupo, que se componía, ya en 1910, de diez guitarras, tres bandurrias y dos violines.

En la fotografía de cabecera, aparece la Banda de Música de Cangas de Onís. La imagen fue tomada en el Merendero de Atanasio Martínez, ubicado frente a la estación del tranvía [3]. En ella se reconoce al abogado José Blanco Caso, y también «al actuario del Juzgado de Cangas de Onís» [1], Manuel Pidal Estrada, con sombrero y de pie, a nuestra derecha.

De este hombre, en su día, no se contó con información precisa: se suponía que era uno de los directivos de la banda, aunque no se sabía con certeza. Pero hoy, gracias al trabajo de Fran Beran, podemos saber un poco más de él, a través de su nieto. Rafael Manuel Álvarez Pidal, nieto de Manuel Pidal Estrada, después de ver en una página web fotos de Cangas de Onís a principios del siglo XX, escribe en el año 2003 a Fran Beran un correo electrónico, aportando la información que tenía sobre su abuelo y pidiéndole, amablemente, otros datos que pudiera conocer sobre su abuelo, pues él apenas tenía información sobre él. El correo se envía el 8 de febrero de 2003, exactamente a las 15:59 desde Majadahonda (Madrid) [3], y parte del texto, puede leerse continuación:

Entierro del juez y director de la banda de música de Cangas de Onís: Manuel Pidal Estrada, en 1916. Imagen: Fran Beran [3].

«Estimado señor,

Mi nombre es Rafael-Manuel Álvarez Pidal, natural de Madrid y residente en Majadahonda, de 50 años y abogado de profesión. He visto esta mañana su página de fotografías antiguas de Cangas de Onís y me gustaría, con su permiso, hacerle alguna aportación. Mi abuelo, Manuel Pidal Estrada fue juez en Cangas de Onís, y falleció en 1916. Se encuentra enterrado en dicho cementerio municipal, donde la banda de música le despidió al ser uno de sus directivos. Actualmente estoy buscando determinados datos acerca de mi abuelo ya que no dispongo de mucha información (debido las remotas fechas).

Le adjunto a continuación una fotografía de la banda en el entierro de mi abuelo, y otra más de la banda un tiempo antes, donde se reconoce a mi abuelo a la derecha de pie. Él se casó con Casimira Fernández Rodríguez, con la que tuvo ocho hijos de los que solo sobrevivieron tres: Pilar Pidal Fernández (mi madre), Manuel Pidal Fernández (fallecido en Madrid en 1985) y José Pidal Fernández (que emigró a Chile en 1914 y con extensa descendencia). Por los que quedamos aún aquí, sería muy grato para mí encontrar más información sobre él, sobre el músico; mi abuelo.» [3]

El testimonio y las fotos aportadas por Rafael Manuel tienen una especial importancia debido a la antigüedad de las imágenes y a que es un testimonio que no se había recogido antes. Pero además, también son importantes por su valor sentimental para aquellos que con ello recordaron momentos que sí vivieron, o para aquellas que, como nosotras, sin haberlos vivido, podemos conocer así un poco más la historia y evolución cultural del lugar que habitamos, que sigue teniendo una gran relevancia cultural y musical en la actualidad, por ejemplo, con la Banda de Gaitas Ciudad Cangas de Onís o el Coro Mixto Ramón Prada-Peñasanta.

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Fuentes