Fuente en el bosque de la Sierra Pumarín, con el nieto del mastín que ayudó a Francisco.

Jesús Lafuente, Marcos Soberón y Julen Sánchez.

Los bosques de la zona de Los Oscos fueron determinantes para la subsistencia y desarrollo económico de la comarca. Los árboles predominantes son los abedules, los robles y los castaños. Un ejemplo de estos bosques se puede observar en la Sierra Pumarín, cerca de Morlongo, un pueblo perteneciente al concejo de Villanueva de Oscos. En esta sierra la madera de los árboles es dura, fuerte y clara, lo que hacía que la gente se adentrase en el bosque para ir a por leña.

Francisco Fernández Jardón, un antiguo vecino de los Oscos, tenía ganado y una pequeña parcela en la Sierra Pumarín y durante la semana iba un par de veces a atender el ganado. Un día desapareció un vecino y, a la semana siguiente, encontraron su cadáver en la sierra. Resultó ser que había subido a atender el ganado que tenía por allí, pero cuando estaba bajando, ya para su casa, había caído la noche y fue atacado por unos lobos. «Esto me conmovió, ya que era un conocido y yo tenía que seguir subiendo a atender el ganado, además me creo un miedo y una tensión constante cada vez que me adentraba en el bosque de la sierra» (1). Después de tres años sin que pasase nada por el estilo, le tocaba subir solo porque su padre se había puesto enfermo y se llevo a un mastín con el que pasaba mucho tiempo «ese mastín era mi mejor amigo y le había cogido mucho cariño» (2).

«No me gustaba el hecho de subir sin mi padre, porque aunque ya había pasado mucho tiempo del ataque de los lobos, a mi no se me olvidaba; encima ese día, jugando con el mastín, se me había hecho tarde y no llevaba nada para iluminar el camino. Cuando estaba bajando, ya de noche, empecé a escuchar aullidos y pasos cerca de nosotros. Y parecieron dos lobos en mitad del camino, gruñéndonos y mirándonos fijamente. El mastín ladraba muy alterado, los lobos se fueron acercando poco a poco hasta que, de repente, el mastín se abalanzó sobre uno de ellos mordiéndolo en la parte baja del cuello, tras lo que salieron corriendo. Abracé a ese perro como nunca había abrazado a nadie: me acababa de salvar la vida. Desde ese día no volví a subir solo, empecé a ir con mi padre, uno de mis hermanos y el mastín» (3).

Francisco Fernández Jardón

Fuentes orales:

  • (1, 2 y 3): Francisco Fernández Jardón, antiguo vecino de la comarca de Los Oscos, 87 años.